La autoestima es una palabra simple. Es el merecimiento y el valor que nos aplicamos a nosotros mismos.
Manteniendo una autoestima saludable nos daremos valor a nosotros mismos como personas dignas en el mundo. La autoestima puede afectar a cada parte de nuestras vidas. Si la estima es baja, nuestra vida será aburrida y gris. Y si mantenemos alta la autoestima ésta podría ser la clave de la felicidad en nuestra vida.
La mayoría de los sentimientos y pensamientos de las personas acerca de sí mismos fluctúan de acuerdo a sus experiencias diarias.
La calificación en un examen, cómo tus amigos te tratan, los altibajos de una relación de pareja, tu comunicación con tu jefe etc. pueden tener un impacto temporal en tu bienestar.
Una Autoestima Saludable
Una autoestima saludable, sin embargo, es algo más fundamental que los «altos y bajos» normales asociados a los cambios de situación. Para las personas con una autoestima saludable los altibajos cotidianos normales pueden conducir a fluctuaciones temporales en cómo se sienten acerca de sí mismos, pero sólo de forma momentánea.
Por el contrario, para las personas con baja autoestima estos «altos y bajos» pueden ocasionarles mucho sufrimiento.
Las personas con baja autoestima a menudo dependen del entorno y de las circunstancias externas para determinar cómo se sienten sobre sí mismas. Necesitan experiencias externas positivas para contrarrestar los sentimientos y pensamientos negativos que constantemente les afectan. Incluso, la buena sensación (de una buena nota en el examen, por ejemplo) la interpretan como temporal.
Una autoestima saludable se basa en nuestra capacidad para evaluarnos con precisión a nosotros mismos (conocernos) y ser capaz de aceptarnos y valorarnos incondicionalmente. Esto significa ser capaz de reconocer con realismo nuestras fortalezas y limitaciones (que son parte del ser humano) y al mismo tiempo aceptarnos como dignos y valiosos sin condiciones ni reservas.
De Dónde Viene la Autoestima
Nuestra autoestima se desarrolla y evoluciona a lo largo de nuestras vidas a medida que construimos una imagen de nosotros mismos a través de nuestras experiencias con diferentes personas y actividades. Las experiencias durante nuestra infancia desempeñan un papel particularmente importante en la conformación de nuestra autoestima básica.
Cuando éramos pequeños, nuestros éxitos (y fracasos) y la forma en que fueron tratados por los miembros de nuestra familia más cercana (padre, madre, abuelos…), por nuestros maestros, entrenadores, autoridades religiosas, y por nuestros compañeros, todos contribuyeron a la creación de nuestra autoestima básica.
Autoestima Saludable: la cara y la cruz
Un adulto que tiene una autoestima saludable se le dio este regalo en la infancia. Esto se podría haber hecho de muchas maneras. Probablemente uno de los más importantes es que fue alabado por sus logros. A los niños se les hablaron con respeto y se les escuchaban, contribuyendo así también a su autoestima saludable en la edad adulta. Estos niños se les abrazaron a menudo y se les prestaron la atención necesaria, experimentando algún tipo de éxito en sus actividades escolares o deportivas.
En el otro lado de la moneda, tenemos que identificar la infancia para aquellos adultos que tienen una baja autoestima. Estos niños fueron criticados a menudo con dureza, les gritaban o fueron golpeados, y se les dio poca atención dentro del entorno cercano al que pertenecían. Quizás fueron ridiculizados e incluso fueron objeto de burlas mientras experimentaron fallos en sus jóvenes vidas. Se les hacía sentir que tenían que ser perfectos para ser valorados y el fracaso asociado a situaciones particulares se interpretaba como un fracaso de todo su ser.
Es triste, ¿no? pensar en un niño tratado de esa manera. Lo que es aún más triste es el efecto que este tratamiento tiene en sus vidas como adultos. Estamos formados y moldeados por nuestras experiencias.
¿Te reconoces?
Cómo nos sentimos acerca de nosotros mismos puede influir en la forma en que vivimos nuestras vidas. Las personas que sienten que son simpáticos y amables (en otras palabras, las personas con una autoestima saludable) tienen mejores relaciones. Son más propensos a pedir ayuda y el apoyo de amigos y familiares cuando lo necesitan. Las personas que creen que pueden lograr las metas y resolver problemas tienen más probabilidades de tener éxito en la escuela. Tener una autoestima saludable permite aceptarte a ti mismo y vivir la vida al máximo.
La autoestima juega un papel en casi todo lo que hacemos. Las personas con alta autoestima les va mejor en la escuela y les resulta más fácil hacer amigos.
Tienden a tener mejores relaciones con compañeros y adultos, se sienten más felices, es más fácil para ellos hacer frente a los errores, decepciones y fracasos, y son más proclives a continuar con algo hasta que lo consigan.
Se necesita un poco de trabajo, pero es una habilidad que tendrás de por vida.
Tu necesidad de autoestima ha adquirido una nueva urgencia. Siempre ha sido una necesidad psicológica importante, pero hoy también es una necesidad económica importante: el atributo imperativo para la adaptación a un mundo cada vez más complejo, desafiante y competitivo.